Inmigración búlgara en el Chaco
En el dominio de la cultura no hay pueblos grandes ni pueblos pequeños. Lo importante es la calidad.
Pueblos de poca extensión geográfica, como son, por ejemplo, Grecia y Bulgaria, con hondas raíces históricas, con bases inamovibles, pero siempre renovadas, han contribuido y lo siguen haciendo, en todos los países de la tierra, a través de los hijos de las primeras emigraciones.
Bulgaria, que surgió como nación organizada en el siglo VII, creó su propio alfabeto en el siglo IX, y sus escuelas públicas; se dejó de enseñar el griego y el latín, que la mayoría del pueblo no entendía, utilizando su propio idioma o lengua vernácula. Y, gracias a esa herramienta espiritual, la poesía y literatura, en general, expresadas en canciones y relatos populares, se sostuvo en forma indeleble en el alma y las tradiciones del pueblo búlgaro, sojuzgado por bizantinos y turcos durante 700 años, para renacer en forma pujante, después de su liberación y ocupar el lugar que le corresponde en el mundo actual.
La cultura búlgara disfruta de sus propias tradiciones y relatos, forjada por el lúcido pensamiento de sus hijos más preclaros.

Actualmente no existe un solo búlgaro analfabeto y la producción literaria de los autores búlgaros goza de bien ganado prestigio entre los lectores de todo el mundo, ya que están traducidos a más de 70 idiomas.
¿Por qué la mayor parte de la inmigración búlgara se radicó en el Chaco?
Dos fueron las causas principales, de que la inmigración búlgara poblara las salvajes y vírgenes tierras chaqueñas.
- La aguda crisis económica, con sus implicancias políticas y sociales, que se abatió sobre toda Europa y especialmente, sobre los países de economía agrícola como era Bulgaria, después de la Gran Guerra de los años 14/18. El campesinado búlgaro estaba paupérrimo y se vio obligado, en su gran mayoría a emigrar, para buscar nuevos horizontes para sus hijos.
- 2) Durante la presidencia de Alvear,, su Ministro de Agricultura, Dr. Le Bretón, promovió una intensa campaña promocional del cultivo del algodón en el Chaco; dicha propaganda se hizo efectiva a través de las embajadas argentinas, en todos los países europeos y encontró muy buena acogida entre los campesino búlgaros.
El primer contingente de inmigrantes búlgaros llegaron al Chaco, en los años 1923/24 y el segundo gran contingente, en los años 1929/30.
Cientos de familias búlgaras se establecieron en tierras chaqueñas, en un área comprendida entre Roque Sáenz Peña, San Bernardo, Las Breñas y Campo Largo.
Después de una década estas tierras vírgenes, con el esfuerzo tesonero de los gringos: búlgaros, alemanes, españoles, checos, italianos, polacos, ucranianos, yugoeslavos, etc., se transformaron en prósperas parcelas, dieron riqueza al Chaco y a la Argentina toda.

Los inmigrantes búlgaros, acostumbrados a las privaciones y al duro trabajo superaron los años difíciles, conservaron muchas de sus costumbres y tradiciones, asimilaron otras, mezclaron sus genes y protoplasmas con los criollos y los otros gringos, dando nacimiento a una nueva generación.
Sus ansias de superación se proyectaron en sus hijos y muchos de ellos tuvieron la oportunidad y los medios de hacer estudios superiores y así surgieron los nuevos oficios y profesiones: comercio, industria, docencia en escuelas primarias, secundarias y superiores, contribuyendo con capacidad y eficacia al progreso material y cultural del Chaco. Actualmente, entre los descendientes de los inmigrantes búlgaros se cuentan numerosos profesionales universitarios que se han destacado en las artes, las letras y el periodismo, en las ciencias exactas y ciencias médicas.
En síntesis, la colectividad búlgara del Chaco, sin perder su individualidad histórico-cultural, se ha integrado plenamente al quehacer chaqueño y contribuye en forma positiva al progreso material y cultural del Gran Chaco argentino.
Dr. Jorge Michoff
El primer secretario general de la FAB