El Rey Simeón

Es poco probable que alguno de los profesores de la famosa escuela, de esa época, Magnaurska, en Constantinopla hubiese supuesto que el hijo del príncipe búlgaro Boris, notable por sus conocimientos, iba a causar tantas inquietudes y preocupaciones al Imperio.

Por sugerencia de su sabio y previsor padre, Simeón se prepara para futuro caudillo de la iglesia búlgara recibe sólidos conocimientos para su época, los que más tarde le ayudarán para conducir la vida en el inmenso estado búlgaro que tenía un papel principal en la península balcánica, y gran influencia en toda Europa.

Durante su reinado, Simeón cosecha varias victorias contra Bizancio en el campo de honor y anexa muchos territorios poblados por los eslavos hacia el territorio de Bulgaria.

El territorio búlgaro ocupa un gran espacio: al este su frontera es el Mar Negro, al sur el Mar Mediterráneo, al oeste el Mar Adriático.

Simeón se manifiesta como un gran caudillo, pero también como magnifico diplomático.

Así, por ejemplo, en los comienzos de su reinado, los bizantinos cambiaron el mercado de intercambio de mercancías búlgaras en Constantinopla a Tesalónica aumentando los derechos aduaneros que éstos pagaban por importación.

Las quejas de Bulgaria quedan sin consecuencias y en el otoño del año 894, Simeón, inesperadamente, invade Bizancio con sus tropas y derrota al emperador León VI cerca de Edime (Odrin).

Al encontrarse ante una situación tan difícil, los bizantinos impulsan a los magiares, que vivían entre el Dniéper y el Danubio, para que asaltaran tierras búlgaras. Al mismo tiempo en el año 895 los romeos emprenden una campaña contra Bulgaria por tierra y por mar. Los barcos bizantinos llevaron a los magiares al norte, a Dobrudya, consiguiendo varios éxitos que obligaron al príncipe búlgaro a firmar una tregua con ellos, dándose cuenta de su falta de fuerzas para luchar en dos fronteras (al sur contra los bizantinos y al norte contra los magiares).

Con esto trata de ganar tiempo, comenzando largas negociaciones con los bizantinos, sin firmar, no obstante, ningún convenio y, por otro lado, prepararse secretamente para una ofensiva contra los magiares para derrotarlos prontamente y quitarlos como aliados de los bizantinos.

La habilidad de Simeón queda demostrada al conseguir como aliados a los pechenegos que vivían al norte del Danubio. Con esto la situación política y la correlación de las fuerzas cambia en favor de Bulgaria. En el año 896 las tropas búlgaras derrotan totalmente a los romeos. Varias veces durante el reinado de Simeón los emperadores de Bizancio se ven obligados a pedirle la paz.

Vale consignar una más de las brillantes glorias de Simeón. El 20 de agosto de 917, los búlgaros vencen a los bizantinos en el campo de Aqueloo, cerca del rio Ajeloi. Esta victoria afianzo más el poder y la influencia del estado búlgaro y permitió a Simeón realizar un trascendente acto estatal: la proclamación de la independencia total de la iglesia búlgara. La cabeza de la iglesia, que hasta entonces tenía el rango de arzobispo, elevó al de Patriarca, siendo este mismo quien coronó a Simeón.

El reinado de Simeón es conocido como Siglo de Oro para la literatura búlgara. Comienza la traducción de los libros eclesiásticos; se escriben nuevas obras; en la nueva capital, Simeón emprende grandes construcciones. Eran notables por su esplendor, la “Iglesia de Oro”, construida según su deseo y cerca de ella, el monasterio.

El mando búlgaro reúne en este monasterio a semejanza con la escuela de Constantinopla, a todos los representantes de la recién nacida literatura eslavo-búlgara adquiriendo fama por su laboriosidad e interés científico.

Allí trabaja el alumno de Metodi, muy culto, excelente escritor y predicador. También está el gran escritor y patriota Chernoritzets Jrabar, detrás de cuyo nombre probablemente se oculta personalmente el rey Simeón y uno de los más destacados escritores de la época: Yoan Exarj.

Por orden del rey Simeón se habían escrito tres libros para consolidar la fe cristiana en el pueblo recién convertido. Probablemente en este tiempo fue escrito el primer monumento literario de derecho conocido como “Ley para juzgar a la gente”.

Junto con la preocupación por la cultura y la educación, Simeón hace grandes esfuerzos para el desarrollo económico del país.

Gran auge tiene la construcción, el arte y las artesanías, que sirven para levantar y adornar las fortalezas, los palacios, las iglesias y los monasterios.

Durante el reinado de Simeón se impone definitivamente la construcción cristiana y la arquitectura. Su tiempo se convierte en el Siglo de Oro no solo para la literatura búlgara sino para la cultura en general.

En el siglo X Bulgaria se había elevado al más alto nivel en cuanto a cultura y política, en relación con otros países de Europa del oeste. Un hecho éste, que aún hoy, es motivo de orgullo para cada búlgaro.