Ivailo
La segunda mitad del tormentoso siglo XIII pasa en las tierras búlgaras bajo el signo de las invasiones, injusticias sin fin, crueldades y presiones, muerte y hambre. Todas las desgracias caen sobre la cabeza del pobre campesino búlgaro. Su vida es insoportablemente amarga. A todas estas desgracias se agrega una nueva. Los tártaros incursionan como huracán en el país convirtiendo los distritos en desiertos.
En la primavera de 1277 el pueblo se levanta. Lo encabeza un campesino simple: Ivailo. Los luchadores entran en las fortalezas inaccesibles, asaltan los depósitos de armas de los boyardos.
Los destacamentos de los campesinos crecen en armamento fortaleciéndose, su condijo es de combatir.
La sorprendente noticia de la derrota de los terribles tártaros pronto se esparce por todo el país. El nombre de Ivailo se pronuncia con agradecimiento. Reuniendo fuerza y fortaleciéndose, la armada de los campesinos se dirige a Tarnovo para pedir cuentas a los principales culpables de los sufrimientos y las desgracias. En el trono de Tarnovo está Konstantin Tihx, conocido por su pusilanimidad. Pero en un rapto de inesperada valentía el rey decide combatir a los alzados, cayendo destruido.
En la ciudad de Tarnovo reina la esperanza. Los rebeldes ya están bajo sus fortalezas. Entonces sucede algo inesperado. La soberbia reina en Tarnovo, descendiente de la noble generación bizantina de los Paleolog, ofrece casamiento al rebelde Ivailo.
En el trono de Tarnovo asciende, por primera vez, una persona proveniente del pueblo. Pero Ivailo sigue siendo fiel mártir de la libertad.
Cuando sobre el país de nuevo se cierne el peligro, él enseguida toma el arma. Por dos caminos avanzan tropas de bizantinos y tártaros sobre Bulgaria. Ivailo es digno de la confianza del pueblo y sus energías son inagotables, nuevamente levanta al pueblo campesino y, una tras otra, se suceden las batallas contra el enemigo. En el lado contrario se encuentra uno de los más destacados caudillos bizantinos: Mijail Glava y el terrible cabecilla tártaro Kasim beg. Pero los traidores, aprovechando la ausencia del rey, abren a los invasores las puertas de la capital.
Al año siguiente las tropas de Ivailo emprenden una nueva ofensiva.
En poco tiempo gran parte de los territorios ocupados son liberados y el camino hacia la capital se ve libre. Pero los boyardos de Tarnovo se unen contra las armas del pueblo. Ivailo tampoco se resigna ante esta situación y no duda en ir al campamento de su mayor enemigo, Nogai-khan, nieto del Gengis-khan. Pero empujado por los bizantinos, Nogai asesina infamemente al caudillo campesino.
El primer levantamiento anti feudal del mundo es aplastado pero la obra de Ivailo, el humilde cuidador de cerdos quedó para siempre en la historia de la humanidad.